Composición de la envolvente
“La arquitectura comienza con poner dos ladrillos juntos cuidadosamente.”
Ludwig Mies van der Rohe
La envolvente de los edificios representa la “piel” que regula la interacción entre sus espacios internos y el ambiente exterior. Más allá de su función básica como protección ante las amenazas externas, la envolvente controla los flujos de calor, luz, aire, humedad y sonido, entre otras cosas. En ese sentido, la envolvente resulta de gran importancia para lograr unas adecuadas condiciones ambientales en el interior de los edificios, de acuerdo con sus requerimientos particulares de uso.
La eficiencia de la envolvente como reguladora y filtro depende fundamentalmente de la composición física de los elementos que la conforman, es decir, de sus materiales y del modo en que éstos se organizan mediante determinados sistemas constructivos. En términos generales, la envolvente es eficiente en la medida en que permite mantener buenas condiciones de confort con menores consumos energéticos, impactos medioambientales y costes. Por el contrario, una envolvente ineficiente no solo implica un peor desempeño en estos rubros, sino que suele dificultar que se consigan verdaderas condiciones de confort.
A grandes rasgos, los elementos de la envolvente se pueden dividir en dos categorías: los cerramientos opacos y el acristalamiento. Los primeros se denominan así debido a qué no dejan pasar la radiación solar. Entre ellos se encuentran las cubiertas, los muros y los suelos. El acristalamiento, en cambio, tiene como función principal permitir el ingreso de la radiación solar y el aire, así como la comunicación visual entre el interior y el exterior. Debido a su naturaleza, los cerramientos opacos y el acristalamiento tienen características termofísicas radicalmente distintas, y juegan papeles muy diferentes en el desempeño de los edificios.
En los siguientes apartados haremos una descripción más detallada de las variables de diseño asociadas a los cerramientos opacos y el acristalamiento, así como los parámetros que se pueden usar para caracterizarlas. También mostraremos algunos estudios de caso que pueden ilustrar mejor su impacto en el desempeño energético y medioambiental de los edificios.
Nota: Los cerramientos interiores, como suelos interiores y particiones, también pueden considerarse como la envolvente de espacios específicos. Sin embargo, su importancia suele ser mucho menor que la de los cerramientos expuestos al exterior.